Sexo oriental
En la filosofía oriental, la sexualidad permite descubrir dimensiones desconocidas. Sólo hay que dejar fluir la energía despertada en el cuerpo y adquirir cierta habilidad sexual. El resto es sólo cuestión de práctica. Por Lorena Berdún.
La manera de entender la sexualidad en Oriente difiere mucho de la cultura occidental. Hace más de 2.000 años ya se escribían libros acerca del amor y del sexo: ¿quién no ha oído hablar del kamasutra? Pues este libro, prohibido durante siglos, ha sido el manual oriental por excelencia.
La eyaculación. En la cultura occidental el orgasmo y la eyaculación van íntimamente ligados; es más, si en algún momento el hombre no eyacula de manera normal, empiezan las preocupaciones y problemas. Eyacular es un signo de virilidad y de buen funcionamiento sexual, cosa que es contraria a lo que las técnicas tántricas proponen.
Se puede decir que el aspecto fundamental de estas técnicas, en cuanto a sexualidad se refiere, es el control de la eyaculación, y, como consecuencia directa de esto, la satisfacción femenina.
El hombre al expulsar el semen al exterior derrocha energías fundamentales para la vida, y, además, puesto que la eyaculación señala el fin del encuentro sexual, no satisface de manera completa a la mujer, ya que sus posibilidades de obtener más de un orgasmo durante el coito se anulan. Si el hombre aprende a no eyacular podrá gozar junto a su pareja el tiempo que quiera y darle un placer infinito. De esta manera desaparece el problema de la eyaculación precoz y desaparece, también, el miedo al embarazo.
Las energías. El acto sexual se considera una forma de meditación y juegan un importantísimo papel tanto la respiración como la concentración y el control de los genitales. Si se consigue un buen control de los movimientos pélvicos, las sensaciones serán mucho más intensas. Lo que se pretende es retrasar el orgasmo para poder apreciar todo el juego sexual y disfrutarlo al máximo. Por supuesto, toda esta filosofía amorosa requiere tiempo y entrenamiento y, sobre todo, experimentar sin miedo y entregarse de manera completa a la pareja.
En la filosofía oriental, la sexualidad permite descubrir dimensiones desconocidas. Sólo hay que dejar fluir la energía despertada en el cuerpo y adquirir cierta habilidad sexual. El resto es sólo cuestión de práctica. Por Lorena Berdún.
La manera de entender la sexualidad en Oriente difiere mucho de la cultura occidental. Hace más de 2.000 años ya se escribían libros acerca del amor y del sexo: ¿quién no ha oído hablar del kamasutra? Pues este libro, prohibido durante siglos, ha sido el manual oriental por excelencia.
La eyaculación. En la cultura occidental el orgasmo y la eyaculación van íntimamente ligados; es más, si en algún momento el hombre no eyacula de manera normal, empiezan las preocupaciones y problemas. Eyacular es un signo de virilidad y de buen funcionamiento sexual, cosa que es contraria a lo que las técnicas tántricas proponen.
Se puede decir que el aspecto fundamental de estas técnicas, en cuanto a sexualidad se refiere, es el control de la eyaculación, y, como consecuencia directa de esto, la satisfacción femenina.
El hombre al expulsar el semen al exterior derrocha energías fundamentales para la vida, y, además, puesto que la eyaculación señala el fin del encuentro sexual, no satisface de manera completa a la mujer, ya que sus posibilidades de obtener más de un orgasmo durante el coito se anulan. Si el hombre aprende a no eyacular podrá gozar junto a su pareja el tiempo que quiera y darle un placer infinito. De esta manera desaparece el problema de la eyaculación precoz y desaparece, también, el miedo al embarazo.
Las energías. El acto sexual se considera una forma de meditación y juegan un importantísimo papel tanto la respiración como la concentración y el control de los genitales. Si se consigue un buen control de los movimientos pélvicos, las sensaciones serán mucho más intensas. Lo que se pretende es retrasar el orgasmo para poder apreciar todo el juego sexual y disfrutarlo al máximo. Por supuesto, toda esta filosofía amorosa requiere tiempo y entrenamiento y, sobre todo, experimentar sin miedo y entregarse de manera completa a la pareja.
La penetración taoísta. Según el tao, la penetración es muy diferente de los modelos occidentales. Veamos algunos de los tipos de penetración que se proponen:
- Golpear a izquierda y derecha como un bravo guerrero que trata de desordenar las filas enemigas.
- Movimientos ascendentes y descendentes, como los de un caballo salvaje que corcovea a través de un torrente.
- Empujar con rapidez, como un ratón asustado que se mete en un agujero.
- Empujes profundos y superficiales, como una piedra que se hunde en el mar.
Todos estos ejemplos están extraidos del libro El tao del amor y del sexo. El acto sexual es un juego, un apasionante mundo de meditación, conocimiento profundo de la pareja... ¡Por probar que no quede! Si desea aprender algunas cosas curiosas lea El tao del amor y del sexo.
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